Proyecto de resolución sobre el megacanje

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27 de junio de 2001
43ª Reunión – 12ª Sesión ordinaria
Diario de Sesiones – Páginas 3266, 3267, 3271 y 3272

Sr. Menem. — Señor presidente: recién se dijo “proyecto de resolución del señor senador Menem y otros…”, lo cual indica que no es un proyecto solamente de mi autoría, sino de varios integrantes del bloque al que pertenezco, y aprobado por éste.
La opinión pública se ha visto conmovida en los últimos tiempos por esta cuestión del denominado megacanje de la deuda.
Se han hecho muchos comentarios periodísticos; inclusive, se ha abierto una causa judicial sobre el tema y hay un fiscal que imputó de asociación ilícita al señor presidente de la Nación, al ministro de Economía, al negociador de la deuda externa y a algún banquero, por esta cuestión del megacanje de la deuda.
Desde luego, este Congreso tiene atribuciones originarias en la cuestión de la deuda pública, razón por la cual no puede permanecer ajeno a lo que se dice sobre este asunto. Es más: el juez interviniente en la causa ha enviado un oficio a la Auditoría General de la Nación y esta ha ordenado abrir una investigación sobre el particular, que está en marcha, si no me equivoco.
Si bien la Auditoría General de la Nación se encuentra en el ámbito del Congreso de la Nación, este Senado no puede permanecer indiferente cuando se da información que es realmente preocupante.
Creo que tenemos que cortar de raíz estas cosas cuando comienza a difundirse en forma de acusación cierto tipo de cuestiones referentes a negociaciones realizadas por el gobierno nacional sobre una situación preocupante para todos, como es el tema de la deuda pública.
Se trató de una operación muy grande, del orden de los 29.000 millones de dólares. Una operación en la que se rescataron bonos Globales, Bontes, Brady, Bocones, pagarés y otros instrumentos por un monto de 29.494 millones, cuyo valor residual asciende a 28.144 millones. Se emitieron cinco nuevos títulos: bonos Pagarés 2006 en pesos, bonos Global 2008 en pesos, bonos Global 2008 en dólares, bonos Global 2018 en dólares y bonos Global 2031 en dólares, por un total de 30.401 millones.
Se postergaron vencimientos de capital e intereses correspondientes al período segundo semestre 2001 al 2005 por 16.047 millones de pesos.
Esta postergación de vencimientos se concentra casi en un 70 por ciento —o sea 10.950 millones– entre el segundo semestre del año en curso y el 2003.
Algunos sostienen que esto forma parte de alguna clase de juego hasta que pase la instancia electoral. No voy a hacer ese tipo de consideraciones, porque primero tenemos que saber qué es lo que ha pasado.
Se criticó mucho la comisión que se ha pagado que es, aproximadamente, del orden de los 150 millones de dólares, a pesar de que se ha sostenido que llegó a los 170 millones.
Y he notado algo muy particular. No se cuestiona tanto el monto de la comisión —es decir el porcentaje—, que es habitual en operaciones de este tipo. ¿Por qué? Porque los principales tenedores de bonos canjeados, fueron precisamente las AFJP, las compañías de seguro y los bancos públicos y privados, todos ellos locales.
Se trata de instituciones que, en definitiva, tenían estrecha vinculación con las entidades financieras encargadas de hacer la operación. No sólo no necesitaban ser convencidas sino que, además, la operación les era conveniente y poco riesgosa. O sea que no se tuvo que salir a buscar clientes para canjear sino que se lo hizo con los propios tenedores de los títulos.
En virtud de esto, ese medio por ciento o 0,55 por ciento aparece —-por lo menos— como exorbitante, toda vez que la mecánica de la operación llevó a realizarla con los mismos tenedores.
Se plantearon muchos temas que generaron dudas. Creo que esta cuestión merece que el Senado de la Nación tome intervención, por lo menos para que tengamos una información concreta e inmediata a efectos de que nosotros, como representantes de las provincias, sepamos qué es lo que sucede con esta deuda.
Fíjense que el endeudamiento aumenta en 2.257 millones, y hay que adicionar la capitalización de intereses autorizada por el decreto 648/01 y contemplada en algunos bonos.
No estamos acusando a nadie; no está en nuestro ánimo hacerlo. Lo que queremos saber es si está bien hecho el megacanje, si se paga lo correcto y si los plazos que se toman son los razonables.
En definitiva, creo que el Senado de la Nación no puede estar ausente de esta investigación. Incluso, creo que si en el futuro la Cámara de Diputados quisiera formar una comisión bicameral, aceptaríamos gustosos integrarla. Por lo pronto, nuestra voluntad política es tomar conocimiento de qué es lo que sucede con este megacanje.
Insisto, no se trata de una imputación o una acusación sino simplemente del deseo de saber cómo es esta operación que ha levantado tanta polvareda, y que realmente es motivo de consulta diaria de nuestros representados. Ellos nos preguntan a nosotros “cómo es esto, qué es lo que han hecho ustedes, ¿han autorizado o no? ¿no es el Congreso el que arregla la deuda pública? ¿no es el Congreso el que tiene que autorizar la emisión de títulos?”
Por eso, señor presidente, creo que deberíamos tratar rápidamente esta cuestión y esa es la razón de la solicitud de tratamiento sobre tablas que he propuesto para esta cuestión.
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Sr. Menem. — Señor presidente: cuando se habla de la deuda externa normalmente se incurre en el error de hablar en términos absolutos, sin tener en cuenta que cualquier monto de deuda debe relacionarse con el producto bruto.
El país nunca estuvo más endeudado que en 1989, cuando con un producto bruto de 90 mil millones de dólares existía una deuda declarada de 60 mil millones, cifra que no incluía muchas otras deudas, como la de los jubilados, de 13 o 15 mil millones, porque no estamos hablando de deuda externa sino de deuda pública. Entonces, resulta muy ligero el razonamiento de decir que nos dejaron endeudados o que esto es producto de la herencia recibida, como si en 1989 hubieran dejado el país en una situación brillante. No quiero referirme a cómo terminó ese gobierno porque no pretendo reabrir esta cuestión; no es el tema que hoy nos preocupa.
Por supuesto que resulta muy difícil para los representantes del gobierno actual explicar aquí cómo pueden criticar para atrás cuando han designado ministro de Economía a la persona que desempeñó ese mismo cargo en el gobierno anterior. No quisiera estar en el cuero de ellos, es decir, tener que justificar ahora a Cavallo cuando se lo criticó por lo que hizo antes. Se reflota la teoría del Cavallo bueno, que es el de ahora y la del Cavallo malo, que era el de antes.
Sr. Angeloz. — No es ni bueno ni malo; es Cavallo.
Sr. Menem. — Es Cavallo, efectivamente. (Risas.) Pero en función de los discursos de su bancada, mi querido senador por Córdoba, me parece que es muy difícil explicar cómo critican para atrás lo que hizo una persona y ahora aceptan lo que hace esa misma persona.
Sr. Angeloz. — La misma actitud que era inexplicable antes lo es ahora.
Sr. Menem. — De todos modos, como siempre dice el radicalismo cuando va a las votaciones, como no nos dan los números tenemos que aceptar lo que proponen. Por lo tanto, como en este caso no nos dan los números para imponer el proyecto de creación de la comisión, porque no contamos con los dos tercios —al igual que en el tema anterior—, transformo la moción de tratamiento sobre tablas en una de preferencia con despacho de comisión para la sesión siguiente a la próxima, a fin de que no se junte el tratamiento de estos dos proyectos en una misma sesión.

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