Planteo de una cuestión de privilegio contra la Diputada Nacional Elisa Carrió

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15 de agosto de 2001
54ª Reunión – 16ª Sesión Ordinaria
Diario de Sesiones – Páginas 4056 a 4058

Sr. Menem. — Señor presidente: voy a plantear una cuestión de privilegio.
El viernes pasado, en un acto que va a pasar a la historia del Parlamento argentino como uno de los bochornos más grandes en que pudieron haber incurrido un grupo de legisladores y otros dirigentes políticos, que fue realizado en el Salón de Pasos Perdidos, la presidenta de la Comisión Especial Investigadora de Lavado de Dinero de la Cámara de Diputados, Elisa Carrió, presentó lo que ellos llamaron un preinforme sobre el trabajo de la Comisión. Este preinforme, que vino precedido de toda una serie de anuncios mediáticos, de toda una parafernalia de hechos y acciones relatadas, como siempre, a través de los medios, que fue precedido de una gran expectativa, ni siquiera pudo conseguir la firma de la mayoría de los integrantes de esa comisión. Esto lo va a juzgar, en su momento, la Cámara de Diputados y, por cierto, el pueblo de la Nación Argentina.
La cuestión de privilegio que vengo a plantear, señor presidente, tiene que ver con que en ese informe preliminar se hace mención de mi nombre. El párrafo pertinente dice: “La historia, sin embargo, de Gaith Pharaon comienza en la Argentina. La primera vez que arriba al país fue en el año 1980 de la mano del ex general Viola, y según testimonios recibidos con carácter reservado por un miembro de esta Comisión, lo recibieron en Ezeiza dos asesores, uno de nombre Ornar Vaquir y otro llamado Eduardo Menem.”.
Señor presidente, distinguidos colegas: esta es una infame mentira. No hay otro calificativo: infame mentira. Nunca fui asesor del general Viola ni de ningún otro dirigente de la dictadura militar. Nunca ocupé un cargo durante ese período. Más aún, en 1980, año al que hace referencia este informe, yo actuaba como defensor de mi hermano, el doctor Carlos Saúl Menem, que estaba sometido a la persecución del régimen militar. Concretamente, en 1980 estaba confinado en Las Lomitas. Yo era su abogado defensor. Él estaba sometido a esa verdadera aberración para el derecho argentino que fue la llamada Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial, la CONAREPA, que le confiscó todos sus bienes. Repito, yo fui su abogado defensor. ¿A alguien se le puede cruzar por la mente la idea de que yo hubiera actuado, durante el gobierno de Viola —que encarceló al doctor Carlos Menem—, como asesor del carcelero de mi hermano?
Le hubiera sido muy fácil a la diputada Carrió y a los que firmaron el informe constatar la falsedad de este dato. Pero no les importó. Directamente, aplicando el principio de “miente, miente y algo quedará”, fueron adelante. Jamás en mi vida vi al señor Pharaon. No lo conozco. No lo recibí. No fui a Ezeiza a esperarlo. No estuve ni siquiera incidentalmente con él. Repito, no lo conozco. Por eso califico esto como una infame mentira.
Pero lo grave, señor presidente, distinguidos colegas, es que esta no es una mentira inocente. No es un mero error de información, ni algo que se les pasó. Está puesto así en forma deliberada, canallesca, porque están involucrados en una tremenda campaña de desprestigio contra todo lo que fue el gobierno anterior, en la persona del ex presidente y de su familia, que hoy tuvo una nueva manifestación en otra canallada que sale en los diarios sobre una supuesta sociedad constituida en el exterior. Desde ya expreso que es otra total e infame mentira. El abogado defensor del ex presidente ya pidió los exhortos para que se informe la verdad sobre este tema.
Me pregunto cuál es el límite, señor presidente. ¿Hasta dónde puede llegar la audacia y la temeridad de gente a la que el pueblo le dio mandato para que los represente dignamente, para que legislen, controlen y atienda sus necesidades, y no para que vayan a satisfacer propósitos espurios y fines subalternos?
El bochorno del viernes en el Salón de Pasos Perdidos no lo merece ni el Congreso de la Nación ni el pueblo argentino. Lo que debía ser un informe serio, meduloso, detallado, con participación de los presuntos imputados a fin de permitir el derecho de defensa, se convirtió en un linchamiento público de personas y empresas cuyo grado de responsabilidad desconozco; no me voy a meter en ese tema. Pero si los otros datos son como los que me involucran, ¡con qué falsedad e impunidad que están actuando! No es inmunidad parlamentaria sino que es impunidad. Y está amparada por algunos medios de difusión que parece que no aprenden nunca que no hay que crear estos monstruos mediáticos.
No hago ninguna alusión personal cuando digo que se inflan globos que después se pinchan y quedan reducidos a su mínima expresión. ¿O no conocemos los casos de estos héroes de papel que se convertían en únicos voceros y representantes de la comunidad, que eran los que tenían la verdad, que organizaban los cacerolazos, los bocinazos, las manifestaciones al lado de los trabajadores? Pero después se bajaron del camión en la Casa Rosada y se olvidaron de todo lo que habían prometido.
No podemos seguir tolerando en silencio este tipo de avasallamientos del honor y de la honra de las personas. No me voy a limitar a esta cuestión de privilegio que planteo, porque me siento afectado en mis fueros parlamentarios por miembros de la otra Cámara.
Le pido a mis colegas que reconozcan la razón que yo tenía cuando planteé en este recinto la necesidad de que nosotros creáramos nuestra propia comisión para investigar las maniobras de lavado de dinero. En aquella oportunidad dije que se estaba haciendo un uso subalterno y espurio de lo que debe ser una investigación seria; que se estaba queriendo llevar agua para su molino político; que se estaba falseando información; que se estaban tirando nombres y que se apresuraron en hacer esta maniobra, cuando por otros medios salió una lista de personas y de entidades que presuntamente figuraban en esas cajas y que fueron denunciadas en este Senado de la Nación.
He intimado a los firmantes del predictamen a que rectifiquen la información o a que digan públicamente qué pruebas tienen de esta infamia. Hasta ahora no he tenido contestación. Además, he intimado a la comisión de lavado de dinero de la Cámara de Diputados en los términos del artículo 5 de la ley de hábeas data o de protección de datos personales, para que procedan a borrar del archivo la falsa información, bajo apercibimiento de ejercer la acción que prevé aquella ley, que aprobara este Honorable Senado de la Nación sobre la base de un proyecto de mi autoría.
Realmente, señor presidente, habría preferido no distraer la atención del Senado con este tema, frente a la gravedad de la crisis que vive el país. Sé que nos debemos abocar a los temas de fondo; pero tenemos que estar con la basura, con esta escoria que arrojan todos los días tratándonos de sacudir el barro que nos tiran en la ropa. Pareciera que la única forma que tienen de hacer política es ensuciando.
Acá en el Senado ya hemos pasado por la triste experiencia de tener a aquellos falsos moralistas que han venido y dieron lástima cuando estuvieron al frente de este cuerpo.
Por eso pido a los distinguidos colegas que me disculpen si soy un poco vehemente en la forma de realizar este planteo, pero lo que ocurre es que estoy indignado y horrorizado por el espectáculo que da esa persona que se pasea por todos los medios tirando basura, ensuciando, tildando de delincuentes y linchando. No va a tener límites, si no se los ponemos nosotros. No los van a tener si continúan recibiendo la colaboración de algunos medios que en forma irresponsable les siguen dando pantalla, muchas páginas y segundos de radio para que ataquen a otras personas.
Si es que existen irregularidades, ¿por qué no dejan que la justicia investigue? Pido esto para que no existan estos linchamientos públicos cuando ya está la condena. Pareciera que a través de los medios te denuncian a la mañana, te juzgan al mediodía, te sentencian a la tarde y te ejecutan a la noche.
Frente a este panorama y teniendo en cuenta que hay gente que procura dividir, discriminar, ensuciar y desacreditar a los argentinos no podemos ni siquiera pensar en hablar de unidad nacional.
Por las razones expuestas dejo planteada la cuestión de privilegio. Realmente, me siento afectado en mis fueros por una mentira canallesca, mal intencionada y tortuosa; y pese a mi pedido y a tener la forma muy clara y fácil de demostrar que es falaz, no han tenido la hidalguía de retractarse.
Ante esta actitud canalla de algunos que creen que hacer política es tirar basura, planteo esta cuestión que solicito pase a la Comisión de Asuntos y Constitucionales. Les agradezco la atención.

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