Proyecto de resolución sobre la exclusión de la Cámara del Senador Luis Barrionuevo

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26 y 27 de marzo de 2003
5ª Reunión – 2ª Sesión ordinaria
Diario de Sesiones – Páginas 628 a 632

Sr. Menem. — Señor Presidente: Antes que nada, corresponde hacer una aclaración, porque se ha cuestionado que yo esté incluido en este lugar en la lista de oradores. Debo decir al respecto que nuestro sistema es que le decimos a nuestro presidente de bloque que queremos hacer uso de la palabra. Él hace la lista de quienes vamos a hablar y a usted le consta que lo incluyen en el lugar que quieran. Yo no he pedido ningún lugar en especial. Más aún, no me gusta hablar a esta hora de la madrugada. Primero, porque ya tengo sueño. Segundo, porque no tengo la lucidez que debería tener o que tengo habitualmente más temprano. Tercero, hablar más temprano para aquellos que les gusta hacer marketing, que están todos los días haciendo tours por los canales, los horarios centrales son los que más les conviene. A esta hora no nos mira nadie o nos miran muy pocos. Entonces, hablar a esta hora no es ningún negocio. Además, lo que yo voy a decir ya lo han dicho casi todos antes, los que opinan a favor y los que opinan en contra. O sea que hablar a esta hora no me reditúa ninguna ventaja, todo lo contrario.
Quería hacer esta aclaración para los malpensados.
Señor presidente: antes que nada quiero rendirle mi homenaje al pueblo de Catamarca, a los hermanos catamarqueños que desde hace tanto tiempo se ven sacudidos por acontecimientos políticos que han sido motivo de tantas discordias y tantas discusiones.
Recién lo recordaba el senador Barrionuevo; siempre pasa algo con los senadores de Catamarca. Ya se discutieron aquí renuncias anticipadas. Como bien lo recordaba el senador preopinante, estuvieron varios años con un solo senador, en lugar de los tres, porque no se ponían de acuerdo con el sistema anterior de cómo tenían que designarse los senadores. Es cierto que el senador Villarroel cumplió dignamente con su tarea, pero era de un partido en el que había un solo senador. Se hizo el sorteo pertinente y al senador Barrionuevo, pese a que le corresponde el periodo corto de solo dos años, ni siquiera lo quieren dejar que cumpla ese mandato y se pretende expulsarlo por razones inadmisibles. Entonces, señor presidente, me parece que tendrían que exorcizar la cuestión senatorial de Catamarca. A lo mejor, la pueden llamar a la diputada Carrió para que haga algunas oraciones y exorcismos, como lo hizo en la Cámara de Diputados (risas), para tratar de que no vuelvan a ocurrir estas cosas.
Señor presidente: hablaba de mi respeto por el pueblo de Catamarca. Recién veía a algunos asistentes en el palco con la estampita de nuestra querida Virgen del Valle. Los riojanos también creemos mucho en ella, lo mismo que en nuestro santo patrono San Nicolás. Debo manifestar que realmente me conmueve ese acto de fe y de religiosidad que nos une a los hermanos catamarqueños y riojanos.
Decía que hablar ahora, a esta altura, no es ninguna ventaja. Ya prácticamente se han dado todos los argumentos a favor y en contra. Hemos escuchado muy buenas exposiciones. He seguido muy de cerca todas las actuaciones en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Se ha recibido ampliamente la prueba: la de cargo y la de descargo. En ese sentido, creo que ha habido las garantías del debido proceso. Nada más puedo mencionar como curiosidad algo que yo decía estaba para la guía “Guiness” y que ya recordaba hoy el senador Prades. Tuvimos la particularidad de que al representante legal o a quien trajo la defensa del senador Barrionuevo lo hicieron sentar y absolver posiciones, como si fuera parte en el juicio. Nos parece que fue una actitud insólita que no estuvo a la altura de la seriedad con la que se trabajó en la Comisión de Asuntos Constitucionales.
No voy a volver a analizar la prueba. Aquí se trata de determinar si hubo inconducta del senador Barrionuevo en los acontecimientos que llevaron a la suspensión de las elecciones en Catamarca el 2 de marzo o no. Del análisis de la prueba, yo he llegado a la convicción absoluta de que no se ha probado de ninguna manera que el senador Barrionuevo haya participado directamente en los hechos que todos repudiamos, que haya dado una orden concreta de que se produzcan o que haya realizado actos de incitación para que los hechos sucedan de ese modo.
Coincido en que hubo declaraciones imprudentes o desafortunadas. Coincido en que se dijo lo que no se tenía que decir. Pero yo me pregunto —y somos políticos— cuántas veces en las tribunas electorales se dicen cosas de tono elevado; cuántas veces se cometen excesos en esas arengas encendidas que se hacen en vísperas de las campañas electorales, como lo reconocieron algunos senadores; cuántas veces después pensamos que “no debía haber dicho eso”, ya sea porque ofendemos o porque no tendríamos que decir algunas cosas. Entonces, no podemos juzgar a un miembro de este cuerpo por expresiones que tuvo durante la campaña electoral. Y no sólo juzgarlo, sino condenarlo con la máxima sanción que se puede imponer a un legislador, que es la expulsión de este cuerpo. Además, no es sólo una sanción contra el legislador, porque hay que ver que esto también significa la revocación del mandato dado por el pueblo de Catamarca, que es más grave aún desde el punto de vista institucional.
En algunos sistemas constitucionales está la figura de la revocatoria o recall, es decir, cuando el pueblo revoca el mandato dado al mandante. Pero es una facultad del pueblo y aquí la estaríamos ejerciendo a través de una sanción sin tener, según mi punto de vista, las pruebas concluyentes que lleven a determinar una autoría material del tema.
Creo que en el dictamen de comisión, de algún modo, se comparte esta visión, aunque con otra conclusión, porque se debe recurrir a la teoría de la autoría mediata. Como aquí se dijo, se trata de una teoría del Derecho Penal de 1963, realizada por el alemán Roxin, que es la del autor detrás del autor.
Esa teoría del dominio de los hechos, mediata, ha sido muy cuestionada y es cierto que se la aplicó en el juicio a las Juntas Militares, como alguien lo mencionó en el recinto. Pero la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó esa visión y condenó a los comandantes como partícipes primarios y no como autores mediatos, porque dicha teoría implicaba para nuestro Tribunal Supremo una dilatación del concepto de instigador, una ilegal extensión de la autoría.
O sea que el concepto de la teoría mediata se la utilizó en el único dictamen de Comisión para disimular que, realmente, no había ninguna prueba directa de la culpabilidad de Barrionuevo en los hechos que se produjeron en Catamarca el 2 de marzo.
Por supuesto que lo ocurrido en Catamarca fue bochornoso y lamentable. Rechazo terminantemente a aquellos que dicen que no votar por la expulsión del senador Barrionuevo es avalar la violencia. Eso es una postura maniquea: o se hace lo que ellos quieren, que es lo que está bien, o se hace lo otro, que es lo que está mal. Y no es así; hay que respetar las opiniones. Nadie es dueño de la verdad. Cada cual tiene su posición y su opinión, todas son respetuosas.
En este sentido, respeto absolutamente a quienes quieren expulsar al senador Barrionuevo. Es más, aquí había colegas que querían expulsarlo en la sesión del 6 de marzo —si no recuerdo mal—, sobre tablas y sin recibir ninguna prueba. Era una postura, que no compartía pero que respetaba, aunque pensaba que había que receptar la prueba para tener una visión acabada de lo que sucedió ese día. Realmente, luego de receptada la prueba, se confirmó la opinión de que no hay una evidencia directa de la autoría material.
Aquí se ha hablado de responsabilidades compartidas, pero al respecto ya he dicho que las expresiones del senador Barrionuevo fueron imprudentes. Sin embargo, para poner las cosas en su justo término, convengamos en que el gobierno de Catamarca tampoco hizo lo que correspondía para garantizar la regularidad del acto comicial.
En este recinto se han hecho medulosos análisis de si hubo o no proscripción. Pero a mi criterio, eso no corresponde porque, aun cuando la hubiera, participo de la idea de que no es justificable ningún tipo de violencia.
Sin embargo, en mi opinión, hubo proscripción de hecho, porque las boletas, tal como lo declararon los testigos, no estaban en el cuarto oscuro. Así lo dijo una señora que salía del cuarto oscuro —de ese modo consta en los videos— y el señor Manzi, candidato a gobernador por el ARI. Es más, este candidato denunció a un juez que quería poner las boletas del Partido Justicialista sin estar autorizadas para luego, mediante una maniobra, anular los votos del justicialismo.
Si uno ve los videos, ¿cuánta gente participaba en las manifestaciones? ¿Cincuenta, cien personas? Yo me pregunto si no podría haberlas controlado el gobierno provincial. ¿No podría haber tomado las medidas al respecto? Sobre todo, porque se sabía que había un clima de tensión. Y si la policía no era suficiente, ¿por qué no le pidieron al gobierno nacional los refuerzos pertinentes? El Ministro del Interior declaró que no le habían pedido los refuerzos, que no era necesario.
Entonces, además de la responsabilidad del gobierno de Catamarca, entiendo que está la del gobierno nacional. Y a este respecto, voy a hacer una interpretación política que a muchos no les va a gustar. Dado que el gobierno nacional suspende las elecciones internas en el Partido Justicialista, porque no le convenía al candidato que apoya, se auto proscribe para que no se presente en las elecciones. Entonces, se da un caso único en la historia: que el justicialismo se auto proscribe.
En consecuencia, entiendo que alguno habrá pensado —quizás los autores de la proscripción en Catamarca habrán pensado— que si el justicialismo en el orden nacional se auto proscribe, en Catamarca también se lo podría proscribir: “No les ponemos las boletas y no van a votar tampoco, total, nadie se va a enojar”.
Es cierto lo que acá ha dicho un señor senador que nos echó en cara que el único partido que hizo internas fue el radicalismo. Es cierto que hizo internas, pero también tiene su pequeña culpa. Porque el argumento que usó el gobierno nacional para suspender las elecciones internas del justicialismo fue que como en el radicalismo hubo un proceso electoral bochornoso, también se podía producir en el justicialismo; entonces, no había que hacer las elecciones en este partido. Creo que el argumento era realmente inoficioso y totalmente inaceptable, pero eso fue lo que invocaron.
O sea que acá hay responsabilidades en algunas declaraciones inoportunas, imprudentes, en la actitud del gobierno de Catamarca y también en la del gobierno nacional, que debió además haber seguido más de cerca el proceso electoral.
Creo que a todos los que están acá les habrá pasado lo mismo que a mí. Cuando veníamos a este recinto, a algunos nos hablaron pidiéndonos que tomemos tal o cual posición; que votemos de una forma o de otra. Y al margen de la tremenda presión mediática que hubo, a mí me llamaron la atención los argumentos por los cuales me pedían que vote por la expulsión de Barrionuevo. Algunos me hacían este tipo de consideraciones; me decían, por ejemplo: Duhalde está apoyando otro candidato en esta interna peronista, entonces, ¿cómo usted va a apoyar o no va a proceder a expulsar a un hombre de Duhalde del Senado de la Nación? Por supuesto que yo les contesté que me parecía una bajeza aprovechar una situación de esta naturaleza para direccionar mi voto en determinado sentido. Hubo muchos pedidos de distinta naturaleza. Pero la mayoría de los que me daban su opinión, de buena fe, hacían referencia al costo político o al rédito político que podría devengar el adoptar la posición de expulsión o no expulsión. Durante todos estos días, lo que más se escuchó ha sido “el costo político”. ¿Cuál es el costo político de votar o no por la expulsión?
No me sentiría digno de ocupar esta banca si voy a guiar una decisión de esta naturaleza teniendo en cuenta el costo o el rédito político que me lleva tomar una determinada actitud. Sé que muchos han hecho verdaderas campañas televisivas “marketineras” y no se privaron de estar en medio alguno para echar a Barrionuevo. Esto me hace acordar a los raids televisivos y radiales del entonces Vicepresidente de la Nación, Chacho Álvarez, que andaba por todos los medios haciendo este tipo de marketing político. Y así es como terminó.
Me sentiría indigno si adoptara la posición egoísta y especulativa de decir qué pierdo o qué gano votando por la expulsión de Barrionuevo o no. Esto sería realmente no responder a la responsabilidad que tengo como senador de la Nación. Siempre voté por mis convicciones, por lo que creo que es justo. A veces, tuve que votar por disciplina de bloque, a pesar de que no era mi posición, pero en ese caso tenía la convicción de que en ciertos momentos era necesario votar con uniformidad. Por eso seguí la disciplina de bloque, pero siempre con la convicción personal de que era lo mejor.
Sé que mañana aparecerá en los medios un cuadro de honor; los elegidos de un lado y los réprobos de otro. Los que voten por la expulsión de Barrionuevo serán los elegidos y los otros serán los réprobos. Por lo tanto, entre quedar bien a costa de lo que considero injusto y votar de acuerdo con mis convicciones y a mi conciencia, me quedo con esto último.
Adoptar una actitud distinta, es decir, votar por quedar bien o porque es lo que me va a dar un mejor posicionamiento político, sería una actitud oportunista más propia de un ave de rapiña, que se guía por el olor a la carroña, que la actitud que debe tener una persona que actúa con responsabilidad.
Siempre recuerdo esos versos del Martín Fierro que dicen: “Y han de concluir algún día estos enredos malditos, la obra no la facilito porque aumentan el fandango, los que están como el chimango sobre el cuero y dando gritos”.
En definitiva, no convalido la violencia, sino que la repudio totalmente. Expreso mi respeto y solidaridad al pueblo de Catamarca; espero que pronto pueda votar como corresponde para elegir a quienes van a gobernar. No voto por un compromiso político, que por otra parte, no lo tengo con el acusado. Todo el mundo sabe que somos justicialistas pero estamos en casas distintas. No voto por compromiso político, no lo tengo. Tampoco voto por corporativismo, nunca lo he hecho. No creo que sea un elemento para votar una cuestión de esta naturaleza.
Que quede claro, no voto por Barrionuevo, sino por lo que creo que es justo, por mi convicción de lo que es justo, voto por lo que en su momento ha votado el pueblo de Catamarca al designar a sus representantes en el Senado de la Nación. Ese es el sentido de mi voto. (Aplausos.)

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