Proyecto de resolución rechazando la inclusión de las islas Malvinas en la Constitución Europea

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4 de mayo de 2005
11ª Reunión – 6ª Sesión ordinaria

Sr. Menem. — Señor presidente: la señora senadora por Jujuy ha hecho una adecuada exposición del tema que estamos tratando.
Apenas tuvimos conocimiento de que en la Constitución Europea se había incluido al territorio de las islas Malvinas, con un carácter especial, con el título de Asociación con Gran Bretaña —pero incluido al fin—, inmediatamente presentamos nuestro proyecto, que en lo sustancial coincide con los que hicieron aquí muchos de los colegas, rechazando en primer término —este es el punto fundamental de la declaración— la indebida inclusión en la jurisdicción de la Constitución Europea del territorio de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.
Desde el mismo momento de la usurpación, en 1833, nosotros venimos reclamando por nuestros legítimos derechos sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. Así, hasta ahora hemos reclamado en los foros internacionales, como por ejemplo las Naciones Unidas y el Comité de Descolonización. Yo tuve la oportunidad de plantear el tema durante diez años seguidos en la Unión Interparlamentaria. También hemos reclamado en las reuniones bilaterales que tuvimos con el Reino Unido y —reitero— lo planteamos en todos los foros internacionales que hemos podido.
No hemos logrado el resultado previsto en la Cláusula Transitoria Primera de la Constitución Nacional reformada en 1994, que es la recuperación del territorio de las islas Malvinas, pero lo que debe quedar claro es que la Argentina no ha cesado ni cesará de reclamar los legítimos derechos de soberanía que tiene sobre dicho territorio insular y sus mares circundantes.
Ahora nos encontramos con este hecho nuevo para nosotros, que no debió ser nuevo para quienes manejan las relaciones exteriores del país. Me refiero a la inclusión del territorio de las islas Malvinas en la Constitución Europea. Es cierto que se lo incluyó con un estatus especial, como un territorio asociado y respecto del cual se debe promover el bienestar y el progreso de sus habitantes, entre otras cosas; pero lo cierto es que se lo incluyó bajo jurisdicción de la Constitución Europea. Entonces, ahora las disputas entre la Argentina y Gran Bretaña por esos territorios trascienden las relaciones bilaterales entre ambos países, por cuanto se encuadran dentro de un tratado que es el más importante de todos los tiempos en materia de espacios integrados, o sea, el de la Unión Europea. Por medio de dicho tratado veinticinco países acordaron regirse por una Constitución y en un espacio integrado.
Pero lo que más nos duele es que muchos de esos países que suscribieron la Constitución Europea habían apoyado el reclamo argentino por las islas Malvinas.
Entonces, ¿cómo no reaccionar? ¿Cómo este Parlamento va a permanecer callado frente a este nuevo atropello de una potencia imperialista que no se encuentra en las islas Malvinas por un acto de derecho sino por un acto de usurpación o de fuerza, que en su momento llevó a desplazar a la población nativa para implantar otra, traída desde 14.000 millas de distancia? ¿Cómo no vamos a reaccionar si en ese territorio de las islas Malvinas se encuentran nuestros compatriotas que dieron su sangre en defensa de la soberanía nacional? Por eso, ellos deben estar bajo el amparo de la ley argentina y no bajo la aplicación de la Constitución Europea; se trata de un territorio nacional y ellos están enterrados en suelo argentino.
Por todo ello, no sin una gran carga de emotividad y sabiendo que nos asiste la razón, hemos presentado este proyecto por el que rechazamos en primer término esa indebida inclusión y pedimos a todos los organismos internacionales como el Parlamento Latino y a todos los países y parlamentos que lo integran que nos acompañen en nuestro reclamo, dado que en reiteradas oportunidades el Parlamento Latinoamericano y todos los países latinoamericanos nos han apoyado en nuestro reclamo.
También pedimos que nos dirijamos a la Organización de Estados Americanos, porque es el organismo regional con características políticas que tiene que entender en esta cuestión —ya lo ha hecho en reiteradas oportunidades— y también pedimos la intervención del Mercosur porque, en definitiva, la mutilación del territorio argentino es la mutilación del territorio americano. Es una parte de América mutilada y sometida a la fuerza de la potencia colonial que sólo tiene intereses económicos en ese lugar, nunca afectivos.
Pero además, señor presidente, hemos incluido en este texto unificado solicitar al Poder Ejecutivo que haga un planteo formal sobre este tema ante las Naciones Unidas y ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. De hecho ambos organismos, tanto la Asamblea General en reiteradas oportunidades como el Comité de Descolonización todos los años —también es denominado “Comité de los 24″—, han reconocido que existe un disputa de soberanía. Es decir que las Naciones Unidas, que representan una suerte de gobierno mundial, han reconocido que hay una disputa de soberanía e invitaron a las partes a tratar de solucionar por la vía diplomática este diferencio. Entonces, yo digo lo siguiente: si hay una disputa de soberanía, ¿cómo es posible que se lo quiera encuadrar bajo el régimen legal de una Constitución que rige para Europa? Incluso, aquí se han acompañado los territorios de ultramar porque es un resabio de las viejas conquistas de las potencias colonialistas; por eso incluyen los territorios de ultramar. Algunos lo aceptarán, pero los argentinos no lo vamos a aceptar nunca. Por eso pedimos que el gobierno nacional haga el pertinente reclamo formal ante las Naciones Unidas y el Comité de Descolonización.
También se solicita que nos dirijamos a los parlamentos —que son nuestros pares— de los veinticinco países que han firmado la Constitución Europea para decirles que están incluyendo un territorio que es nuestro, que es de soberanía argentina o, en el peor de los casos, un territorio en disputa que no se puede someter a un régimen distinto, a un régimen establecido para Europa.
Completamos esta resolución solicitando que también se comunique a las embajadas de los países firmantes de la Constitución de Europa que tienen representación en nuestro país.
En el proyecto de resolución de mi autoría había incluido un pedido de informes al Poder Ejecutivo sobre las medidas que se tomaron. La idea era averiguar cuáles son las medidas; las acciones que se llevaron a cabo para reclamar ante esta situación. Cancillería emitió un comunicado con fecha 28 de abril diciendo que haría los reclamos del caso o que estaba pendiente del tema. Después hubo declaraciones del canciller en el sentido de que no era una cuestión nueva; que era de antigua data. ¡Claro! El tema de Malvinas tiene antigua data: es de 1833. Por supuesto, es cierto que la Argentina viene haciendo reclamos en forma reiterada; pero esta situación no es de antigua data. Por lo menos, yo me enteré el 20 de abril.
Debo reconocer que a mí también se me pasó. Yo he seguido la evolución de la Constitución de Europa. Leí sobre el tema en distintos periódicos. Nunca se me ocurrió que estuvieran incluidas las islas Malvinas.
Pero claro, una cosa es que se me pase a mí, simple ciudadano, y otra cosa es que se le pase a los que tienen que estar atentos a estos temas.
Por eso, me pareció que hubo una reacción tardía de parte de quienes tendrían que haber hecho el reclamo en su momento. Porque fíjense lo que pasó: España hizo un referéndum, y acá, en la Argentina, votaron ciudadanos españoles residentes en el país.
Estoy seguro de que más de uno de ellos no hubiera votado en la forma que votó si hubiese sabido que se estaba incluyendo a las islas Malvinas en jurisdicción de la Constitución para Europa, porque no había información.
Entonces, en mi proyecto había pedido que se incluyera este pedido de informes. En labor parlamentaria y luego en la Comisión, se estimó que deberíamos separar el pedido de informes del proyecto de resolución. Porque realmente acá alguien tiene que hacer una política de Estado. Yo no estoy echando culpas a nadie, ni quiero cargar culpas. Simplemente, me llamó la atención que no hubiera habido una reacción anterior.
Pero queremos saber qué es lo que se hecho —si es que se hizo algo— para acompañar desde el Parlamento, en esta verdadera política de Estado, que es una política fundacional, porque está en nuestra Constitución Nacional. Es fundacional. El único reclamo de soberanía que tiene pendiente la República Argentina es el de las islas Malvinas. Y se las está incluyendo en un tratado internacional de veinticinco países; el espacio integrado más poderoso de la Tierra.
Por eso, señor presidente, he presentado en el día de la fecha un pedido de informes, separándolo de este proyecto, que yo desearía —creo que estaba en el ánimo de todos; por lo menos, así trascendió de la reunión de labor parlamentaria— que hagamos este pedido de informes.
Lo he concebido en los siguientes términos y pido que se lo trate a continuación del proyecto de resolución. Dice: “Vería con agrado que el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto informe: qué medidas o acciones se han adoptado para rechazar y reclamar por la indebida inclusión en la Constitución para Europa de los territorios de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, en la categoría de países y territorios de ultramar a los que se aplicarán las disposiciones del Título IV de la Parte III de dicha Constitución”.
Este Título IV es el que habla de que entra como territorio asociado. Digo esto para salvar una inquietud que tenía el senador Terragno.
“Segundo: en caso afirmativo, ante qué países u organizaciones se hicieron los reclamos, en qué fechas y cuáles fueron las respuestas o resultados obtenidos.
Y en tercer término, qué acciones y medidas se realizarán en el futuro para impedir que se concrete esta maniobra del Reino Unido en contra de los legítimos derechos de soberanía de la República Argentina”.
Señor presidente: por estas consideraciones pido que se apruebe el proyecto de resolución en los términos que ha sido consensuado, y que además se ponga en consideración este pedido de informes; que en el caso de algunos colegas era pedido de interpelación al ministro.
Yo lo presenté como un pedido de informes, porque estoy convencido de que tiene que ser de esta forma, sin perjuicio de que el señor ministro quiera venir a la Comisión de Relaciones Exteriores, con lo cual creo que no habrá ningún problema, porque siempre ha demostrado buena voluntad para concurrir.
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Sr. Menem. — Está cerrado el debate, pero si estamos por votar la resolución, como acá se plantearon propuestas de modificación, es lógico que las consideremos ahora. En este sentido, el señor senador Terragno propuso incluir el tema de la Antártida.
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Sr. Menem. — Señor presidente: si bien yo tuve a mi cargo la unificación de los proyectos, me doy cuenta de que además de esta modificación que aceptó el presidente de la comisión, en el artículo 2° de la resolución también tendríamos que incluir al Parlamento Europeo. Es decir, además de dirigirnos a los parlamentos de los países firmantes de la Constitución para Europa, deberíamos hacerlo al Parlamento Europeo. Creo que ello corresponde por las características de la institución.
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Sr. Menem. — No. Habría que incluirlo en el artículo 2°, que diría así: “Dirigirse a los parlamentos de los países firmantes de la Constitución para Europa y al Parlamento Europeo, ratificando los derechos de soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur…”
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Sr. Menem. — Señor presidente: quiero aclarar que este pedido de informes lo incluí en la resolución original, porque traté por todos los medios previamente de requerir información en Cancillería sobre si había gestiones sobre esta cuestión.
Sin embargo, como desistí hace tiempo de hablar con el canciller porque nunca responde mis llamados, entonces acudí a una persona que trabajó muchísimo en este tema, que está en el ámbito de la Cancillería, como la embajadora Susana Ruiz Cerutti. Ella nos defendió en su momento en los temas vinculados con los tratados, en cuestiones de límites, y trabajó mucho en el tema de las islas Malvinas. Entonces, le pregunté si sabía si la Cancillería había hecho alguna gestión no desde 1972 —algo que todos conocemos— sino sobre la inclusión en la Constitución Europea de dicho territorio. De eso se trata. No podemos ser hipócritas y decir que se han presentado las notas, porque estas son posteriores a la fecha en que tomó estado público este tema. Se presentaron después del 20 de abril, cuando yo presenté mi proyecto, que fue posterior al del senador Urquía —13 de abril—, o sea cuando expresaba preocupación por la situación.
Y la respuesta de la embajadora fue que consultó con el encargado del tema Malvinas y que se estaban por hacer las gestiones sobre el tema. Entonces, no se puede mentir y decir que la Cancillería estuvo atenta, porque si bien efectivamente los reclamos sobre esta cuestión se vienen realizando desde 1833, con el tema de la Constitución Europea se durmieron. ¡No actuaron a tiempo! ¡Lo tienen que decir!
No quería decirlo en estos términos, pero como aquí se provoca y se viven haciendo provocaciones, lo he tenido que marcar. Parece que la política imperante es la del pensamiento único y que nadie en este Parlamento puede discrepar ni hacer una crítica, porque está limitado y recibe insultos o insinuaciones tales como que voy a la Unión Interparlamentaria. Efectivamente, voy a concurrir allí, pero en ese ámbito no se trata la Constitución Europea. Allí se tratan muchos otros temas.
He reconocido que no conocía la inclusión de Malvinas. Lo expreso con toda sinceridad; pero no puede ser que en la Cancillería se mienta y se afirme que conocían el tema, porque se han dormido. Y si lo conocían y no lo han hecho público, peor aún; es de mayor gravedad, porque los españoles que votaron por el referendo no lo hubieran hecho si hubieran sabido que se estaba incluyendo el territorio de las Malvinas en la Constitución de Europa; y si muchos otros países amigos hubiéramos hecho reclamos en tiempo, quizás ellos hubieran tomado otra determinación.
¡Yo he venido a plantear esto con toda objetividad! Ustedes han escuchado lo que dije: yo hablé de “latinoamericanizar” Malvinas porque apoyo y reconozco la solidaridad de los otros países. No creo que tenga que ser criticado por esta propuesta que vengo haciendo desde hace muchos años.
¡Yo, señor presidente, he tenido el honor de ser el redactor de la Cláusula Transitoria Primera de la Constitución Nacional! Los que son constituyentes saben que fue votada por aclamación. ¡Yo fui su redactor de puño y letra, así que tengo más autoridad moral que cualquiera para hablar en estos términos!
¡No me van a correr con las filípicas y con esas burdas acusaciones que se hacen, echando culpas a la década del 90! ¡No me hablen, como dijo el canciller, de que les mandaban ositos “Winnie the Pooh”! ¡Qué tengo que ver yo con los ositos! ¡Yo estoy hablando de por qué no reclamaron cuando se incluyó a las Malvinas en la Constitución Europea!
¡Quiero que quede constancia, señor presidente, de que no es cierto que se haya incluido a los kelpers en las negociaciones de Malvinas! ¡Ningún gobierno lo hizo!
En la misma cláusula transitoria de la Constitución se habla solamente de respetar el estilo de vida, el modo de vida de los habitantes de las islas ¡Pero nunca fueron parte en las negociaciones de Malvinas! Si algún kelper lee que aquí les hemos reconocido ese carácter, flaco favor le estamos haciendo a los derechos de la Argentina.
Nosotros venimos a plantear esto con la más absoluta buena fe. Lo hemos planteado en términos objetivos. Yo no hice ninguna crítica, salvo decir que me parece que fue una reacción tardía. ¡No voy a aceptar, por eso estoy hablando, señor presidente, que se venga a decir por qué no hablé con el canciller! ¡Si no está nunca; vive viajando! Está bien; es la función del canciller. ¡No responde nunca los llamados! Por eso acudí a la embajadora, que se puso en contacto con la gente que está en la Dirección de Malvinas. Y la respuesta que tuve es que no conocían sobre la gestión que se hubiera hecho. ¡Por eso este pedido de informes, señor presidente, cuya consideración solicito!
Quiero conocer qué medidas o acciones se llevaron a cabo. Que se diga en qué fecha se hicieron los reclamos, ante qué organizaciones, ante qué países y cuáles fueron las respuestas obtenidas. Cuando se vea la fecha en que se hicieron vamos a ver si han actuado con premura o no, porque yo tengo toda la impresión de que se accionó tardíamente.
¡Yo no quería insistir sobre este tema, pero como aquí se responde con una provocación cuando uno esboza algún tipo de crítica la tengo que contestar!
Además, también pido que se vean qué acciones o medidas se realizarán en el futuro. Si es una estrategia secreta está bien que no las informen, pero si son medidas que podamos acompañar todos, queremos conocerlas, porque esta es una política de Estado.
Señor presidente: llevo más de veinte años en el Parlamento. Estoy por cumplir los veintidós años aquí y en todo ese tiempo estuve defendiendo la causa de Malvinas. ¡No creo que ningún legislador haya presentado tantos proyectos sobre Malvinas! Por cuarta vez presenté un proyecto, que está durmiendo en la Cámara de Diputados, por el que se pide que se sancione a las empresas que exploran petróleo en Malvinas. No he tenido suerte de que lo aprueben.
La emoción más grande de mi vida como legislador ha sido cuando, presidiendo la Convención Constituyente, fundamenté la Cláusula Transitoria Primera. En esa oportunidad, por una deferencia de los presidentes de bloque, fui autorizado a fundamentarla desde la Presidencia. ¡A medida que avanzaba en mi discurso los constituyentes se ponían de pie! Seis de ellos habían combatido en Malvinas. ¡Con lágrimas en los ojos votaron esa resolución!
¡Cómo no vamos a estar comprometidos con la causa de Malvinas! ¡No pueden venir con esas pequeñeces de recordar los ositos “Winnie the Pooh” o todas esas pavadas, cuando acá se trata de políticas de Estado! ¡Esto no es un reñidero! ¡Esta es una institución donde todos nos debemos respetar!
Aún en nuestras discrepancias, aún en nuestros enfrentamientos y en diferencias políticas.
Por eso, presidente, yo fundamenté este pedido de informes, donde se verá que no tiene ninguna trampa, ni cosa rara. Queremos saber qué se ha hecho, con qué fecha se ha hecho y qué es lo que se piensa hacer en el futuro sobre este tema, para que acompañemos esto, que debe ser una verdadera política de Estado, sin resentimientos, sin odios ni rencores.

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