Proyecto de declaración sobre conflicto ferroviario

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6 de marzo de 1991
Diario de Sesiones – Tomo Febrero / Marzo – Páginas 5558 a 5560

Sr. Menem. — Señor presidente: desde luego, voy a adherir al proyecto de declaración por cuanto mucho de lo que aquí se ha dicho puede ser por mí suscripto sin ningún tipo de reservas.
Creo que estamos todos de acuerdo en que hay que proteger, la prestación del servicio porque atañe a los intereses generales. Hay que proteger, también, a los trabajadores, y por supuesto tenemos que proteger a la empresa, ya que pertenece al Estado.
Mi intervención es solamente para hacer alguna reflexión sobre ciertos conceptos que se han vertido, que desde mi punto de vista no se ajustan estrictamente a la realidad.
Estamos frente a un conflicto sobre el cual no vamos a entrar a atribuir culpas, porque no es este el caso. Lo podemos imputar quizás a la crisis que vive el país, la crisis estructural que se viene arrastrando desde hace tanto tiempo y que hace eclosión en los distintos sectores, con manifestaciones periódicas frecuentes, como las que también tuvieron lugar durante el gobierno anterior y las que lo tienen con el actual. Esto es consecuencia de una realidad acuciante, de un Estado quebrado, un Estado que no cuenta con los recursos suficientes, que no paga más, no porque no quiere sino porque no puede. Y si para pagar más tiene que emitir, poner en funcionamiento “la máquina”, sabemos que va a pasar.
Creo que el señor Ministro de Economía explicó esto con toda claridad la vez pasada: elevar nominalmente los salarios a costa de la emisión monetaria significa alimentar la inflación y la hiperinflación. Ya conocemos los argentinos lamentablemente que pasa cuando hay hiperinflación.
Este es un conflicto desgraciado que empieza con un reclamo salarial. El gobierno llama a una conciliación obligatoria, que no se puede llevar a cabo porque hay un problema interno de algunos de los gremios. Como dijo alguno de los señores senadores que me precedieron en el uso de la palabra, los dirigentes se ven desbordados por algunos cuadros dirigenciales o de base, que no acatan a la conducción del gremio. El gobierno se queda entonces sin un interlocutor legítimamente habilitado, para concertar. Al no poder cumplirse la conciliación obligatoria, la huelga es declarada ilegal, y sobrevienen las consecuencias del caso.
Creo que este proceso está claro. Lo que más se ha cuestionado aquí, y creo que expresando alguna inquietud razonable, es esto del cierre de los ramales. Se habló de clausura de ramales, de cesación en la prestación del servicio, de cierre de ramales.
Yo creo que estaríamos equivocándonos si no pusiéramos las cosas en sus justos términos, porque transmitiríamos a la comunidad un mensaje equivocado, como puede hacerse desde algún sector interesado de nuestro país.
Como en muchas otras cosas, a caballo de un reclamo legítimo que todos podemos compartir están los activistas, los que provocan desmanes, los que queman vagones del ferrocarril. Creo que esto no tiene nada que ver con los reclamos de los trabajadores. También están los oportunistas políticos, los que aprovechan para lanzar sus proclamas, diciendo todo lo que se les ocurre explotando un momento desgraciado.
Siempre dije que en estos momentos críticos, en que la sociedad parece entrar en crisis, se produce algo semejante a lo que pasa con algunas figuras del derecho penal. El hurto o el robo en un domicilio tienen una calificación determinada en el derecho penal. Pero cuando el ladrón se aprovecha de una desgracia, robando, por ejemplo, durante un velorio, comete un delito que está agravado por la circunstancia de explotar esa desgracia ajena para su beneficio, es lo que se denomina “hurto calamitoso”. Y los oportunistas políticos hacen lo mismo: se aprovechan de un momento de crisis.
Felizmente puedo decir que los planteos que escuché esta tarde en el Senado no tienen nada que ver con el oportunismo político. Al contrario, he escuchado planteos razonables y fundados. Pero en algunos casos, se comete un error. Por ejemplo, se habla del cierre preventivo, ésa es la calificación que se ha dado y me parece que algunos no leyeron el decreto, pero debo aclarar que no es para perjudicar al servicio ni a los trabajadores.
Podríamos ir más allá. El cierre preventivo, en definitiva, está en alguna medida protegiéndolos. ¿Por qué? Porque el cierre preventivo se ha dispuesto, en primer término, respecto de ramales que ya no estaban funcionando, pero no como consecuencia de dicho cierre, sino de la huelga. Es decir que esto no ha traído como resultado la suspensión de ningún servicio, sino que se aplicó, repito, a aquellos ramales que ya no estaban en funcionamiento.
En segundo término, esto es lo más importante, gracias a esta medida los trabajadores que no habían sido cesanteados, que según tengo entendido fueron aproximadamente 480 sobre 12 o 13 mil los que recibieron telegramas, empezaron a cobrar sus haberes, o sea, no fueron sancionados con la pérdida del salario porque han sido objeto de suspensión con goce de haberes.
Entonces, contrariamente a lo que se cree, en este caso y hasta este momento, el cierre preventivo no fue tomado como una forma de atacar a los trabajadores o de suspender la prestación del servicio, que de hecho ya lo estaba, sino como una medida precautoria y ordenatoria que posibilite un diálogo fecundo en la búsqueda de soluciones.
Sr. Gass. — ¿Me permito una interrupción?
Sr. Menem. — Es decir que esta medida no se ha tomado como un acto de guapo, como se ha dicho por allí, sino como un acto razonable tendiente a abrir el diálogo para poder obtener una solución que satisfaga los intereses de todos, deseo que creo es el de quienes hasta ahora han hecho uso de la palabra.
Le concedo la interrupción al señor senador por Buenos Aires.
Sr. Presidente (Solana). — Tiene la palabra el señor senador por Buenos Aires,
Sr. Gass. — Señor senador, con el permiso de la Presidencia, quiero decir que tengo una duda. Usted dice qué serán pagados los sueldos a todo el mundo, pero, si no leí mal se anunció que iban a abonarse los salarios durante treinta días. Por lo tanto, después no se sabe qué va a ocurrir.
Sr. Menem. — Sí el señor senador tiene a bien leer el decreto, siempre digo que tenemos que actuar con hechos concretos, verá que allí se establece una suspensión con goce de haberes por un término inicial de treinta días, que puede ser renovado todas las veces que sea necesario. Por lo pronto, durante treinta días los trabajadores van a seguir cobrando sus sueldos. Aquí no se dice que ese término no sea prorrogable. Mientras tanto, durante ese lapso se continuará con las negociaciones.
En este sentido, con el permiso de la Presidencia, quiero decirle al señor senador que felizmente se están realizando las primeras negociaciones y que hoy se ha seguido conversando. Acabo de recibir la información de que se ha llegado a un acuerdo para la continuación del servicio del ramal que va de Retiro a Tigre, creo que al señor senador por Buenos Aires le interesará muy especialmente, perteneciente al Ferrocarril General Mitre. Y se está tratando de asumir idéntica actitud con respecto a otros ramales.
Por otra parte, quienes reiniciaron la labor directamente antes de la cero hora del momento en que se dispuso el cierre preventivo no fueron incluidos en esta medida. Este es el caso del ramal que va de Retiro a José León Suárez, también del Ferrocarril General Mitre.
Quiero decir que debemos tener mucho cuidado cuando se habla con un tono tan categórico respecto de que esta medida tiende a sojuzgar o someter a los trabajadores. De ningún modo. Si hay alguien que se ha beneficiado preventivamente con esta medida son los trabajadores.
Además, a partir de la cero hora del día en que se dispuso la suspensión provisoria, se dejaron de enviar los telegramas de cesantías. Evidentemente, si están suspendidos provisoriamente con goce de haberes no pueden quedar cesantes.
Esto lo quería decir para que no cometamos el error de transmitir un mensaje equivocado y para que todos nos pongamos de acuerdo. De este tema se puede hablar mucho, pero todo lo que expresemos será inconducente si no nos manifestamos con claridad y no aportamos soluciones.
De esto se trata, señor presidente, porque creo que el gobierno no saca ningún rédito si tiene los ferrocarriles parados, o manda telegramas de cesantías. Tampoco se beneficia el usuario.
Entonces pongamos las cosas en su justo término. No hay intención de un lock out, como se ha dicho. En el mejor de los casos, alguien lo ha calificado así, se trataría de un lock out defensivo. Por eso se ha hablado de un cierre preventivo lo que está perfectamente autorizado por la legislación y por el derecho comparado. Incluso, en la Organización Internacional del Trabajo hay algunas declaraciones sobre la posibilidad de cierre preventivo.
También esta cuestión ha sido objeto de alguna resolución judicial como en el caso de Tamar contra Swift, que ha sido comentado por el doctor Justo López, un eminente laboralista: se refiere a la procedencia del lock out cuando tiene este carácter de cierre preventivo, el que en este caso no sería propiamente eso, como se ha dicho, sino una medida provisoria que persigue ordenar el diálogo para evitar que se sigan produciendo perjuicios.
Además, como ya lo he dicho, los trabajadores están cobrando sus remuneraciones, incluso los que estaban de paro y que no habían sido cesanteados. Esto posibilita el diálogo. En la medida en que se reanude el trabajo, los ramales se van a ir rehabilitando. En estos momentos está apunto de rehabilitarse el de Retiro a Tigre, de manera que debemos hacer votos para que este tipo de medidas fructifique en un acuerdo que posibilite levantar el paro y no se perjudique a nadie.
Por supuesto, creo que este apoyo que va a dar el Senado, para que se agoten las instancias a efectos de solucionar el conflicto constituirá un buen respaldo para que el problema se solucione en el más breve plazo.
Quería decir esto, señor presidente, porque me parece que si trasciende lo que se ha dicho sin que hagamos estas apreciaciones puede transmitirse a la comunidad un error que haga interpretar mal las disposiciones y la situación en que se encuentra el conflicto en este momento.

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