LA ASUNCION DE OBAMA

Jueves, 12 febrero, 2009 7:14PM

En el acto de asunción de la Presidencia de los EE.UU. y en su discurso inaugural Obama demostró una madurez y cultura política que contrasta con la actitud de permante soberbia y descalificación a los adversarios políticos que exhiben los actuales gobernantes argentinos.-

LA ASUNCIÓN DE OBAMA

La asunción de Barack Obama como Presidente de los EEUU se constituyó en un acontecimiento político y mediático que superó largamente en su trascendencia a actos similares por diversas razones tales como: 1) por ser el primer Presidente norteamericano de color, de origen afro americano, en un país que fue esclavista y donde se los discriminaba hasta no hace mucho tiempo; 2) porque llegó a la presidencia del país más poderoso del planeta en uno de los momentos más difíciles de su historia,, con varios frentes de guerra en desarrollo y con una tremenda crisis financiera y económica generadora de recesión y desempleo; 3) porque pese a tratarse de un hombre joven y sin experiencia en cargos ejecutivos, ha despertado una gran esperanza y entusiasmo no sólo en su país sino en casi todo el mundo, revelando un carisma y aptitudes de liderazgo como hace tiempo no se veían.-
Más allá de los detalles meramente anecdóticos de la imponente ceremonia de asunción, con una concurrencia superior a dos millones de personas y cientos de millones que lo vieron por televisión, considero que se pueden rescatar algunos aspectos dignos de señalar.-
En primer término me pareció conmovedora la presencia y participación en la ceremonia de todos los ex Presidentes norteamericanos, con los cuales se había reunido también en días anteriores a la asunción. Pero en especial fue llamativa la forma respetuosa y cordial con que recibió primero y despidió después al Presidente que dejaba el cargo, George W. Bush, pese a que éste se retiraba con el más elevado índice de impopularidad de un mandatario estadounidense de las últimas décadas. Más aún, le agradeció en su discurso por los servicios prestados a la Nación, así como por la generosidad y cooperación mostrada a lo largo de toda la transición.-
El discurso pronunciado después del juramento estuvo a la altura de un estadista que describió con realismo las dificultades de todo tipo que había que superar y si bien atribuyó la debilidad de la economía norteamericana a la codicia y la irresponsabilidad de parte de algunos, también imputó esa situación a “nuestro fracaso colectivo para optar de una manera clara por las opciones verdaderas y preparar a los Estados Unidos para la nueva era”.-
Luego de describir con crudeza las pérdidas del pueblo norteamericano en materia de viviendas, trabajo, atención médica y escuelas y criticar el uso irracional de la energía, sostuvo que los desafíos son serios y muchos y no será sencillo solucionarlos en un corto periodo de tiempo. Pero a continuación trasmitió con firmeza y determinación un mensaje de optimismo al expresar: “Pero sepan esto: los Estados Unidos habrán de hacer frente a los desafíos. Hemos elegido la esperanza sobre el temor. La unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia”.-
He considerado oportuno formular estas reflexiones para poner de relieve la madurez política demostrada por los dirigentes de un país en guerra y sumido en una profunda crisis económica que está repercutiendo en todo el mundo. El objetivo de la nueva conducción es el de buscar soluciones, antes que descalificar y atacar a los adversarios políticos. Hace mucho que han entendido que por arriba de las personas están las instituciones. El trato respetuoso de Obama a Bush y a los otros ex Presidentes, más que a consideraciones de tipo personal, se debió a lo que ellos representaban al haber sido elegidos en su momento por el pueblo norteamericano para ejercer la primera magistratura del país.-
Y a raíz de lo que acabamos de ver en los Estados Unidos, surge una comparación inevitable con algunas conductas totalmente opuestas que hemos observado en nuestro país. Basta con recordar la actitud del entonces Presidente Néstor Kirchner cuando con un gesto pretendidamente gracioso, pero de una grosería incalificable, procedió a agarrarse un testículo cuando el ex Presidente Carlos S. Menem prestaba su juramento como Senador Nacional. O cuando cedió el despacho presidencial de la Casa Rosada y se prestó como protagonista en un programa televisivo, supuestamente humorístico, para burlarse y ridiculizar al ex Presidente Fernando de la Rúa. Sin olvidar las innumerables veces que desde su atril prodigó toda clase de ataques y descalificaciones a políticos, periodistas, agricultores, militares, empresarios y en general a todo aquel que por pensar distinto era considerado enemigo. Lamentablemente su sucesora en el cargo, transita por los mismos caminos de la soberbia, el odio y el resentimiento, que han generado el clima de enfrentamiento y de crispación política que hoy vivimos en nuestro país.-