Inseguridad pública

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30 de junio de 2004
15ª Reunión – Sesión especial

Sr. Menem. — En primer término, deseo celebrar la presencia del señor jefe de gabinete, quien ha venido a cumplir con lo dispuesto por el artículo 101 de la Constitución Nacional que determina que debe informar mensualmente al Parlamento acerca de la marcha del gobierno.
Por su parte, la reglamentación establece que los legisladores podemos transmitirle algunas inquietudes al respecto, dado que esto tiene un ida y vuelta; el jefe de gabinete nos informa y nosotros le transmitimos inquietudes que, desde luego, le servirán para conocer la opinión de los senadores, en este caso.
Son muchos los temas que se pueden plantear, pero se me ocurre que la cuestión que hoy domina el panorama político nacional es la relativa a la seguridad. Basta con leer los diarios, ver televisión o escuchar radio para comprender que todo el panorama está dominado por la cuestión de la seguridad, o de la inseguridad por los acontecimientos que se producen a diario.
En ese sentido, hemos llegado incluso a tener un incidente diplomático con los Estados Unidos que, por otra parte, considero que fue innecesario. Digo esto porque si un funcionario no identificado ha hecho apreciaciones sobre el problema de los piqueteros en nuestro país, entiendo que el canciller no debió entrar en un intercambio de opiniones que ha terminado luego en forma tan lamentable, con un desmentido del embajador norteamericano.
Sin embargo, este incidente diplomático —reitero, innecesario— ha revelado hasta qué punto preocupa el tema.
Por su parte, el señor jefe de Gabinete ha tenido la sapiencia de plantear la cuestión, sabiendo que lo íbamos a interrogar al respecto. Es un tema que nos preocupa a todos, y en ese sentido quiero hacer una precisión: no creo que la opción sea “desborde o garrote”; entiendo que no debemos recurrir a ese maniqueísmo de que debemos dejar hacer porque, lo contrario, es la represión. Me parece que estamos exagerando las cosas.
Creo que la cuestión pasa por “desborde o cumplimiento de la ley”. Aquí nadie ha pedido que se mate o se den garrotes. La palabra represión está siendo mal utilizada, porque hacer cumplir la ley no necesariamente implica represión. Hacer cumplir la ley significa poner en marcha los mecanismos del Estado para garantizar los derechos de las personas. Porque, en definitiva, si la sociedad le ha dado al Estado el monopolio del ejercicio de la fuerza es para que lo cumpla, porque los derechos y garantías individuales no son más que palabras si el Estado no los hace cumplir. Me refiero a aquellos que no pueden ir a trabajar o circular, o a aquellos que no están seguros ni en su casa —porque últimamente hasta eso es lo que ocurre—.
A mí no me interesa entrar en el tema de las estadísticas para analizar si según ellas ha disminuido o aumentado la criminalidad, pero lo que quiero transmitir al señor jefe de Gabinete es que la sensación térmica no es que ha disminuido la criminalidad. No sé cuánto marca el termómetro —diez, doce o quince grados—, pero sentimos el mismo frío que anteriormente. Es decir, hay una sensación de inseguridad, que estoy seguro que también percibe el señor Jefe de Gabinete de Ministros, porque él es un hombre que hace política desde hace muchos años y que vive la realidad. O sea, a la gente que le asaltan la casa, que le roban o que no puede circular por la calle no le importa lo que digan los índices, sino en cuánto se ve afectada en sus derechos individuales.
En este tema, la pregunta fundamental es cuál es el límite. O sea, hasta dónde van a seguir con esta idea de “dejar hacer”, cuál es el límite, hasta dónde se va a llegar. Se tomaron una comisaría, locales comerciales, una empresa, un tren, etcétera. ¿A dónde va a parar esto? ¿Cuándo va a intervenir la fuerza del orden, para qué y en qué momento? Porque todos estamos de acuerdo en que no debe haber muertos; pero, ¿quién garantiza que con este criterio de “dejar hacer” los muertos no van a ser del otro lado y no de los que atacan? ¿Cómo van a controlar eso?
¿Qué confianza tiene la sociedad si a la Policía la descalifica el propio Presidente cuando habla de la Policía del “gatillo fácil”?. A mí eso me ha dado miedo, porque yo debo confiar en la Policía y, a pesar de que se vienen haciendo purgas a un año de gobierno, se sigue diciendo que todavía tenemos la Policía del “gatillo fácil”, y eso es realmente preocupante.
Señor Jefe de Gabinete de Ministros: desde esta bancada le voy a decir con toda sinceridad algo que planteó un senador de la oposición: creo que en este momento, la parte más vulnerable del gobierno es el Ministerio de Justicia y Seguridad, que ha demostrado una incapacidad y una ineficacia total para manejar el tema de la seguridad en el país. Se hicieron anuncios rimbombantes todos los días y, entre ellos, dos o tres planes de seguridad.
Precisamente, para el último plan que presentó, reunió a gobernadores y al propio Presidente de la Nación y efectuó una serie de anuncios. Pues bien, yo quisiera saber en qué se avanzó con respecto a todo eso.
Conozco esa táctica de hacer anuncios. Aclaro que no estoy culpando al gobierno de esto, sino que centralizo el tema en un ministerio, que es el responsable principal de esta situación. Para colmo, cuando surgen los problemas, no sale a contestar el Ministro de Justicia y Seguridad, sino que lo hacen el Jefe de Gabinete o el Ministro del Interior —que es “todo terreno”, porque interviene en todos los temas—. Pero el ministro de Seguridad y Justicia, que es el responsable, no sale a contestar. Claro, ¿qué va a salir a decir? Por el contrario; a veces, es mejor que no salga a contestar. Porque cuando lo hace, dice —por ejemplo— que el peor foco de corrupción está en los jueces federales. ¿Ha presentado alguna denuncia contra los jueces federales? ¿El señor Jefe de Gabinete comparte ese criterio de que el peor foco de corrupción está en los jueces federales?
Supongo que habrá reuniones de gabinete, a pesar de que por la prensa no se conoce que las haya. Precisamente, el Jefe de Gabinete es el encargado de convocar a las reuniones de gabinete de ministros. De cualquier manera, yo supongo que este tema debe conversarse en las reuniones de gabinete, donde le preguntarán al Ministro de Justicia y Seguridad cuáles son las pruebas de esa corrupción y si ha hecho denuncias al respecto. Por lo menos, no se ha conocido en los medios de comunicación que se haya realizado alguna denuncia por parte del gobierno o por qué dice eso el Ministro de Justicia y Seguridad. Creo que el error se produce por haber juntado las dos áreas —justicia y seguridad— en manos de quien ejerce actualmente el ministerio. Si no le sacan las competencias en seguridad, no le auguro un buen futuro a este tema.
Por ejemplo, entre los rimbombantes anuncios que ha hecho —y que ya había efectuado antes, recuerdo que en vísperas de las elecciones para la Jefatura de Gobierno de la Capital, dijo que había bajado el índice delictual, y un año después se dieron cuenta de que la cosa no era así sino al revés—, está el del segundo plan de seguridad. Ahora bien, se anunció la creación de una Agencia Federal de Investigaciones y Seguridad Interior, compuesta por un cuerpo nacional de paz y un área de investigaciones que contemplaría la incorporación de seis mil efectivos, para poner a disposición de cada una de las provincias. Eso está en el Plan Estratégico. Ahora bien, ¿se ha avanzado en este cuerpo de paz y de investigación? ¿Por qué no se ha conformado todavía?
Luego de una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Interior, algunos de los concurrentes dijeron que no se iba a conformar dicho cuerpo de paz. Por eso me interesa saber, ya que no se trata de una cuestión que haya que tomarla a la ligera, sino del anuncio de un ministro en presencia del presidente de la Nación, de gobernadores y de fuerzas vivas. Por eso que me interesa saber qué es lo que se ha hecho respecto de este tema.
Se habló también de un protocolo de actuación en materia de investigación de secuestros extorsivos, definido como muy preciso por el ministro cuando anunció el Plan de Seguridad. Por lo tanto, quisiera saber si ya está elaborado dicho protocolo y en qué consiste, porque si se lo anuncia, tiene que ser conocido por la ciudadanía. Pero no conozco qué es lo que se ha hecho.
También en el Plan Estratégico se impuso un plazo no mayor de sesenta días para reubicar geográficamente a los miembros de la Fuerza Federal de Seguridad y de la Policía Federal. Pero hasta ahora, no ha trascendido cuál será dicha reubicación.
Después, se anunciaron varias leyes relacionadas con el tema de la seguridad. Pero algunas de las normas ya estaban siendo analizadas en el Senado, como la referida al juicio por jurados. Por lo tanto, no es nada nuevo lo que se ha anunciado. También, quisiera saber acerca de la creación de un Fondo Fiduciario de Seguridad y Justicia por 600 millones de pesos.
En definitiva, he querido ser muy sintético, porque creo que nosotros —como legisladores— tenemos que pulsar la realidad. Los senadores han planteado varios temas importantes, pero ninguno de ellos puede ser puesto por encima de un punto que preocupa cotidianamente a la ciudadanía: la seguridad.
En ese sentido, observamos tomas de comisarías, y escuchamos decir a un jefe piquetero, que es recibido asiduamente por el Presidente en la Casa de Gobierno, que ha tomado la comisaría como un aporte a la paz y a la seguridad. No tengo nada contra los piqueteros —ya se ha explicado el fenómeno—, y estoy de acuerdo en que hay que tratar de darle una solución. Pero esto tiene que estar encuadrado dentro de la ley, si no, ninguna de las garantías de la Constitución podrá ser disfrutada por los ciudadanos.
Por lo tanto, le pido al señor jefe de Gabinete de Ministros que ponga atención en estos temas —sé que le preocupan porque los ha planteado aquí—, porque la sensación que existe no es de que la criminalidad esté bajando, sino de que diariamente se producen desbordes y pérdida de confianza en el funcionamiento de las instituciones y de las fuerzas policiales, porque desde el propio Gobierno se las descalifica.
Creo que en este estado, todo lo que hagamos, incluso el importante viaje del señor Presidente de la Nación para atraer inversiones y generar confianza en el país —medidas que considero muy buenas—, corre el peligro de fracasar si en el país no hay un clima de seguridad.
Si no hay garantías individuales, no se genera el clima necesario para que se produzcan las inversiones y la creación de fuentes de trabajo que, en definitiva, servirían para terminar con los piqueteros y los problemas de inseguridad, que tanto nos preocupan.
Agradezco al señor Jefe de Gabinete que me haya escuchado con tanta atención.

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