El CENTENARIO DEL EDIFICIO DEL CONGRESO DE LA NACION

Martes, 5 febrero, 2008 7:11PM

El centésimo aniversario de la inauguración del edificio del Congreso de la Nación es oportunidad propicia para celebrar y renovar nuestra admiración por esta monumental obra arquitectónica que constituye un orgullo para el país y obligado punto de referencia geográfica de la Capital Federal.-

Pero el aniversario es también propicio para formular algunas reflexiones sobre el funcionamiento de la institución de la República que alberga tan magnífico edificio, es decir del Parlamento Nacional.-
A pocos meses de haber concluido mi mandato como Senador de la Nación en representación de la Provincia de La Rioja por 22 años ininterrumpidos, debo expresar que desde mi punto de vista el Congreso de la Nación no está cumpliendo adecuadamente los roles asignados por la Constitución Nacional y no responde tampoco a las legítimas expectativas que tienen los ciudadanos cuando concurren a su integración mediante el voto popular.-
El funcionamiento del Congreso por más de 22 años consecutivos, el periodo más largo desde la implantación del voto popular, no ha traído la lógica consecuencia de su mejor accionar sino que, por el contrario, ha perdido calidad institucional, lo que no resulta difícil advertir a poco que se analicen algunos aspectos de la gestión parlamentaria.-
En primer término debo señalar que el Congreso ha dejado de cumplir con algunos de los mandatos expresos que le impusiera la Constitución Nacional reformada en 1994, como lo son la sanción de una ley de coparticipación federal de impuestos que tendría que haberse sancionado antes de la finalización del año 1996 conforme lo establecido por la cláusula transitoria sexta, ni se ha constituido la Comisión Bicameral Permanente para el análisis de los decretos de necesidad y urgencia, exigida por el artículo 99 inciso tercero. La trascendencia de estos institutos exime de mayores comentarios sobre la inexplicable morosidad en cumplir con los preceptos constitucionales.-
Mi experiencia personal me indica también que en el transcurso de este periodo ha ido decayendo la jerarquía de los debates parlamentarios y la precisión necesaria que deben tener las leyes para cumplir con los objetivos que llevaron a su sanción. El tratamiento “en paquete” de algunos proyectos, la proliferación desmesurada de los tratamientos sobre tablas, la votación de algunas leyes en general y en particular en forma conjunta, todo ello motivado por un no siempre justificado “apuro” en terminar las sesiones o en contar rápidamente con los instrumentos legales, ha ido en detrimento de la jerarquía y calidad que debe tener el funcionamiento parlamentario.-
Desde otro punto de vista puede señalarse que el Congreso ha resignado de hecho las facultades de control sobre el Poder Ejecutivo, como lo revela, entre otras circunstancias. la no interpelación de los Ministros, que “canjean” su obligación de ir al plenario por su “voluntaria” presencia en las Comisiones, sin olvidar el reiterado incumplimiento en que incurre en los últimos tiempos el Jefe de Gabinete en realizar los informes mensuales que exige el artículo 101 de la Constitución . La sanción de los Presupuestos prácticamente a “libro cerrado” y la morosidad de años en aprobar las cuentas de inversión, demuestran también el relajamiento de las funciones de control.-
Es también preocupante la creciente hegemonía que está ejerciendo el Poder Ejecutivo sobre el Parlamento, que ha llegado a alentar y a promover escandalosos actos de transfuguismo político para ampliar el número de integrantes de los bloques oficialistas a costa de defraudar la voluntad popular y producir graves daños en el funcionamiento de los partidos políticos. El trillado pretexto de “ayudar a la gobernabilidad” ya no alcanza para disimular u ocultar las oscuras operaciones de “toma y daca” que se producen en cada acto de pase a las filas del oficialismo gobernante.-
Considero que el mejor homenaje que podemos rendir en este primer centenario de la “casa de las leyes” es reflexionar sobre los errores funcionales y políticos que se están cometiendo para procurar su corrección. De esa forma contribuiremos al mejoramiento y jerarquización de la labor parlamentaria y a la legitimación del mandato popular que ejercen los legisladores.-